Cualquier guía de viaje que utilizemos para buscar alojamiento en Trípoli estará, con mucha probabilidad, desfasada en lo que se refiere a los hoteles y pensiones de la ciudad. Y es que en Trípoli se inauguran numerosos establecimientos hoteleros cada año, mientras que no todas las guías de viaje se actualizan con tanta frecuencia. Por otro lado, hay que saber que los hoteles de la ciudad tienen la fama de ser poco serios en lo relativo a las reservas (las cancelaciones suelen ser habituales y se hacen sin demasiada justificación) y de no tener un gran atractivo estético (o bien son muy espartanos, o bien están decoradas con molduras doradas y espejos por todas partes). Hasta ahora, la única alternativa a este conflicto era alojarse en el Corinthia Bab Africa –un alto edificio de hormigón que se levanta cerca del centro de la ciudad, a tocar del mar, y dónde se suelen reunir empresarios y hombres de negocios de todo el mundo– pero el problema surgía entonces de nuestro bolsillo. La solución a esta dicotomía la he descubierto recientemente en el corazón de la misma medina, enfrente del Arco de Marco Aurelio (una de los pocos restos que se conservan de la antigua Oea romana). En ese privilegiado lugar de la ciudad se encuentra el Hotel Zumit. El Zumit se emplaza en un edificio que ya en la época otomana fue un hostal y que en la actualidad ha sido restaurado de arriba abajo respetando, sin embargo, el estilo tradicional libio. El hotel dispone sólo de catorce habitaciones dispuestas alrededor de un patio central. El restaurante es excelent y el trato del servicio amable y familiar.